El artista puertorriqueño Vico C, conocido como “El filósofo del rap” e histórico de ese género musical, celebró este miércoles sus 50 años, medio siglo que “siempre” visualizó alcanzar pese a todas las caídas sufridas en su vida. “Cada año que se cumple es un logro considerando toda la maldad que existe, enfermedades o accidentes que puedan pasar”, reflexionó Luis Armando Lozada Cruz, nombre verdadero de este pionero del rap latino.
Vico C nació en Nueva York, precisamente donde arrancó el movimiento del hip-hop y donde este vivió sus primeros 5 años, hasta que su familia se mudó a Carolina, municipio aledaño a San Juan. Influenciado por el hip-hop anglosajón, que incluye el rap, el “breakdance” y el grafiti, Vico C comenzó a componer sus primeras canciones.
Pero no fue hasta que se inscribió para actuar en una competencia de canto organizada por el productor puertorriqueño DJ Negro cuando salió a relucir su talento y dominio del escenario. Vico C, con tan solo 17 años, y DJ Negro se juntaron para lanzar en el año 1989 el casete “La recta final».
La producción contó con los temas “Viernes 13”, “El amor existe” y “Gusto, sexo y consecuencia” y el homónimo de la producción. Según reflexionó “El filósofo del rap”, la edad “no hace mucha diferencia” como factor de ser un superdotado de la composición y convertirse en un fenómeno musical, sino que, subrayó, más bien tiene que ver el interés y talento de la persona.
Tras “La recta final”, Vico C lanzó “Hispanic Soul”, que incluyó los éxitos “Bomba para afincar”, “La inglesa” y “Dulce, sexy, sensual”, lo que supuso un gran éxito.
Les siguió otro disco, “Xplosión”, que incluyeron los éxitos “Saboréalo”, “Cosa nuestra de barrio” y “María». Pero no todo eran buenas noticias, en un viaje para actuar en República Dominicana sufrió un grave accidente de motocicleta.
DE LA MORFINA A LA HEROÍNA
Como parte de su tratamiento, Vico C recibió morfina para aplacar el dolor y posteriormente se hizo adicto a ese medicamento y a la heroína. “Sí, pensaba que iba a llegar a los 50 años, aunque en el camino pude haber muerto de un sobredosis de drogas”, admitió. “Pero fuera de ese temor tuve la fe de que Dios no me iba a dejar morir y siempre me visualicé llegar aquí».
Tras el accidente tuvo que actuar sentado en una silla, lo que describe como su primer “comeback” (regreso) a la música. Posteriormente prepara “Con Poder” (1996), pero tras el lanzamiento vuelve a acercarse a las drogas.
El artista, sin embargo, volvió al mundo artístico y a finales de 1998 lanzó la producción “Aquél que había muerto”, que incluye otro de sus éxitos, “Tony Presidio». Tras este disco, Vico C trabajó en su nueva producción, “Emboscada”, que le valió su primer Grammy Latino al Mejor Álbum de Música Urbana, en 2003.
CAE EN LA CÁRCEL
Sin embargo, de nuevo, tras el éxito llegó un accidente en su camino y poco después de recibir este premio el rapero fue encarcelado seis meses por posesión de drogas. Este tiempo de encarcelamiento lo comparó con su medio siglo de vida que celebra este miércoles, al reflexionar que al estar preso “uno se va acostumbrando” a los días que pasan, pero ahora es “al revés”, asegura.
El tiempo en prisión lo dedicó a escribir y logró componer diez canciones para el disco “En honor a la verdad”, que le valió otro premio Grammy Latino en 2004 como Mejor Álbum de Música Urbana. Un año después, este padre de cuatro hijos sacó el disco “Desahogo”, en el que colaboraron Eddie Dee, Ivy Queen, La Mala Rodríguez y Gilberto Santa Rosa.
SU MOMENTO MÁS ALTO
Su último trabajo es “Babilla”, lanzado en 2009, y el cual Vico C considera que supone su momento más alto en la carrera musical. “Es el mejor disco que he hecho”, dijo el artista sobre un álbum que cuenta con las colaboraciones de Arcángel, Yaga y Mackie, Wiso G, Gustavo Laureano y Andy Montañez.
En la actualidad, Vico C prepara para publicar un nuevo álbum e, incluso, tiene guardado un sinnúmero de canciones que espera incluirlas en un disco para lanzarlo una vez fallezca. “Prefiero guardarlas y que haya un producto garantizado con mi familia”, dijo.
“Esto no se limita a un negocio de vender música, sino un deseo de cambiar vidas, y como eso está en la agenda, pues siempre hay mucho que hacer. Es un proyecto que no acaba y mi música ha sido una herramienta para no solo hacer un bien a la gente, sino para mí mismo, para mi identidad y la sociedad”, finiquitó.