Cannes ejercerá desde mañana todo su poder sobre el cine

Arte Y Medio

No solo ha sido el festival en el que se han relevado para el mundo algunos de los más importantes talentos de la cinematografía de la mitad del siglo XX y lo que va del XXI. Cannes marca tendencias, impone realizadores, señala un camino para el arte de las imágenes en movimiento. Es el gran y único curador del séptimo arte.

Pero el Festival Internacional de Cine de Cannes, que dará inicio a su septuagésima primera edición mañana con la proyección de Todos lo saben, lo nuevo del cineasta iraní Asghar Farhadi, quien al parecer vive ahora su etapa más occidentalizada, es también un centro de poder donde los grandes productores negocian proyectos y los directores más notables muestran, en exclusiva, sus obras.

No es tan descabellado imaginar a Thierry Frémaux, director de Cannes, marcando su teléfono móvil para llamar, por ejemplo, a Lars von Trier para instarlo, luego de que en su muestra se le haya considerado persona non grata, a que lleve a La Croisette de este año su nueva película, The House That Jack Built, así sea fuera de concurso.

Es tierra de ambiciones, desde adentro y desde afuera. Para los que organizan Cannes y para quienes se sirven de él, no hay nada antes y después del festival. Ya lo decía el primer Presidente que tuvo la muestra, Jean Cocteau: "El Festival de Cine de Cannes es una tierra de nadie apolítica, un microcosmos que muestra cómo sería el mundo si la gente pudiera entrar en contacto directo con los demás y hablaran el mismo idioma". Es decir, el centro del universo.

Este año, durante los días que dure su edición número 71 -del 8 al 19 de mayo-, en el Festival de Cannes se actuará como lo desea Frémaux: nada de selfies en la alfombra roja (una manía "extremadamente ridícula y grotesca", ha dicho); se mantiene el código de vestimenta (esmoquin para ellos y vestido largo de gala y tacones para ellas), y luego del escándalo Weinstein, se le exigirá a todos los participantes "un comportamiento correcto", para lo cual se repartirán folletos recordando las penas que acarrea el acoso sexual, con un número de teléfono para denuncias. 

¿Y el cine? Siempre estará en Cannes, aunque amenacen con convertirlo en telón de fondo. Por lo menos, ya se quitaron de encima al competidor de cuidado que es Netflix y a pesar de las amenazas del productor portugués Paulo Branco, un punto de honor para Frémaux y compañía será la premiere mundial de El hombre que mató a Don Quijote, de Terry Gilliam. 

Por 11 días, desde mañana, el cine mundial vivirá entre el esplendor y la vanidad de Cannes.

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