Hace un mes, la tragedia sacudió a la República Dominicana cuando el techo de la discoteca Jet Set en Santo Domingo se desplomó durante un concierto, cobrando la vida del icónico merenguero Rubby Pérez. El artista, de 69 años, falleció la madrugada del 8 de abril de 2025 mientras interpretaba la canción De color de rosa, cuando el techo cedió repentinamente, dejando un saldo de al menos 221 personas fallecidas y más de 150 heridas.
Rubby Pérez, nacido en 1956 en Bajos de Haina, transformó un accidente automovilístico que truncó su sueño de ser beisbolista en el descubrimiento de su verdadera pasión: la música. Estudió en el Conservatorio Nacional de Música de Santo Domingo y comenzó su carrera en grupos juveniles antes de alcanzar la fama como vocalista principal de la orquesta de Wilfrido Vargas en 1982. Durante cinco años, su voz lideró éxitos inolvidables como El Africano, Volveré y Cobarde, cobarde, que se convirtieron en himnos del merengue de los años 80.
En 1987, Rubby emprendió una exitosa carrera como solista, destacándose por su capacidad vocal y carisma en el escenario. Temas como Dame veneno, Buscando tus besos, Enamorado de ella, Hazme olvidarla y Tonto corazón consolidaron su posición como una figura clave del merengue romántico, con dos de sus canciones llegando a las listas de Billboard. Su álbum homónimo alcanzó el puesto 15 en la lista Tropical, y su sencillo Enamorado de ella llegó al lugar 29 en los Latin Charts.
Su legado artístico fue reconocido con múltiples premios, entre ellos dos Premios Casandra en República Dominicana, dos Premios Globo a Mejor canción y Álbum del año, y discos de oro y platino en Venezuela. En 2024, recibió el Soberano al Mérito, un reconocimiento a más de cuatro décadas de trayectoria y su invaluable aporte a la cultura dominicana.
Rubby Pérez no solo dejó una huella imborrable en la música, sino también en la humanidad, siendo recordado por colegas como Milly Quezada y Héctor Acosta “El Torito” como un ser excepcional y un artista irremplazable. Su voz poderosa y su entrega en el escenario lo convirtieron en «la voz más alta del merengue», un título que refleja su influencia y la pasión con la que interpretó cada canción.
A un mes de su partida, su música sigue viva, inspirando a nuevas generaciones y manteniendo vivo el espíritu del merengue dominicano, un legado que trasciende el tiempo y las fronteras.
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