El fallecimiento del merenguero dominicano Rubby Pérez ha dejado un vacío irreparable en la música. Nacido en Haina en 1956, Pérez inició su carrera artística tras un accidente automovilístico que truncó su sueño de ser beisbolista. Sin embargo, este infortunio lo llevó a descubrir su verdadera pasión: la música.
Rubby Pérez estudió en el Conservatorio Nacional de Santo Domingo y dio sus primeros pasos musicales en agrupaciones como el Coro de la Sociedad de Orientación Juvenil, Los Juveniles de Baní y Los Hijos del Rey. Su gran salto a la fama llegó cuando se unió a la orquesta de Wilfrido Vargas en la década de 1980, popularizando éxitos como «El Africano», «Volveré», «Las Avispas» y «Cuando estés con él».
Entre sus éxitos más destacados también se encuentran «Buscando tus besos», «Dame veneno» y «Enamorado de ella», que consolidaron su posición como uno de los máximos exponentes del merengue. Su legado musical y humano ha sido recordado por figuras como Milly Quezada, Héctor Acosta “El Torito” y Raulín Rodríguez, quienes lo recuerdan como un ser humano excepcional y un artista irremplazable.
Su última aparición pública fue en la celebración del cumpleaños número 15 de su hija Ana Beatriz, donde compartió momentos inolvidables con su familia. Su partida ha dejado un impacto profundo en la comunidad artística y en el corazón de sus seguidores, quienes aseguran que su voz seguirá viva a través de su música.
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