INFOBAE – Sucede en la nobleza, ocurre en el espectáculo: las casas reales se entrecruzan. Así fue como la hija de quien fuera el Rey del Rock se terminaría casando con el Rey del Pop. Lisa Marie Presley, integrante de la monarquía de la música popular de la segunda mitad del siglo XX, contraería matrimonio con Michael Jackson en 1994. Pero todo se remonta a dos décadas antes, exactamente.
Elvis dominaba Las Vegas y hacia allí fueron a cantar los Jackson 5. A pesar de ser el menor, Michael era el que se destacaba en el grupo. Había empezado desde muy chico y fue creciendo a la vista del público. En ese entonces él tenía 16 y Lisa, seis. Después de un recital, Michael y sus hermanos fueron al camarín de Elvis. Allí estaba Lisa, que enloqueció al ver a su ídolo musical, Michael Jackson. Elvis no estaba acostumbrado a estar en una sala y que la devoción no se dirigiera solo hacia él.
En las noches siguientes, Lisa fue a ver el show de los hermanos Jackson pero sin su padre. La nena fue acompañada por un batallón de guardaespaldas.
Luego pasaron años sin verse; y sin que el público los relacionara o siquiera pudiera imaginárselos juntos. La conducta de Michael era cada vez más estrafalaria. Lisa Marie solo aparecía en las revistas del corazón en eventos y estrenos, tan solo por ser la hija del Rey.
En mayo de 1994 sorprendieron al mundo con un sobrio pero festivo comunicado en el que avisaban que se habían casado en República Dominicana en una ceremonia austera y solitaria. Los periodistas buscaron precisiones, pero los protagonistas eran elusivos. Se recluyeron en Neverland, la fastuosa propiedad de Michael, que hasta contaba con zoológica propio. Entonces, la prensa recurrió a los familiares.
Priscilla Presley, la madre de Lisa Marie, no quiso dar declaraciones, aunque se la vio algo molesta, o desorientada. Al final apoyó a su hija: “Si ella es feliz, para mí está bien. Ojalá lo sea”, dijo, pero estaba convencida, por más que no lo expresara, de que el cantante estaba utilizando a su hija. En cambio en la familia Jackson, más populosa y desequilibrada en cuanto a fama y éxitos personales, siempre se encontró a alguien con una frase que asegurara un título contundente. Lo que algún hermano expresó fue lo mismo que muchos sentían. Parecía un matrimonio plástico, prefabricado. Una nube de sospecha sobrevolaba a la nueva pareja.
El matrimonio fue al menos oportuno. En el momento en que anunciaron su boda, Michael estaba tratando de superar las primeras acusaciones de abusos sexuales a menores de su carrera. También preparaba History, el álbum doble que traería nuevas canciones y grandes éxitos.
Acostumbrado al éxito descomunal, a la adulación permanente y a establecer las reglas de la industria y de su propia vida, los últimos meses de Jackson habían sido malos. No podía dominar los eventos que solían revertirse y golpearlo sin que el estuviera listo para el impacto. Dangerous, su último disco, no había resultado el éxito que él esperaba. Esta línea debe matizarse: Dangerous fue un éxito enorme que vendió decenas de millones de copias. Pero Michael estaba insatisfecho. Desde Thriller solo quería superar las marcas del disco anterior. Pero eso era imposible. Thriller había sido un fenómeno irrepetible. Bad se convirtió en el segundo disco más vendido de la historia de un solista, y a él no le alcanzó. Había perdido las proporciones.
A las graves denuncias se le sumaron las medidas que a pedido de los abogados del demandante tomó la Justicia. Debió desnudarse ante peritos y fue fotografiada cada parte de su cuerpo, en especial su pene, para determinar si la descripción que había hecho Jordie Chandler, el chico denunciante, se ajustaba a la realidad. A eso se le debía sumar la adicción que había desarrollado a los fármacos, en especial analgésicos y tranquilizantes que en algún momento -con ayuda de Liz Taylor– lo obligó a internarse para rehabilitarse.
En medio de este cúmulo de problemas, preocupaciones y hechos que solo erosionaban su imagen, el matrimonio intentó oxigenar su figura pública. Michael encontraba otros temas para estar en la portada de diarios y revistas.
Para completar el perfil de la pareja hay que considerar que Lisa Marie tampoco era una chica acostumbrada a la normalidad. Su madre había dicho de ella: “Tuvo todo lo que una niña no debió tener ni podía apreciar”. Era una pequeña dictadora paseando por Graceland. Nadie que se criara en esa casa en compañía de ese Elvis pudo haber tenido una vida normal.
El día de la muerte de Elvis, mientras intentaban largas maniobras de resucitación, Lisa Marie, con nueve años, merodeaba entre los gritos de desesperación, los llantos, y vio el cuerpo de su padre tirado en el baño. Si cada vez que se cuenta la historia de esta pareja los cronistas se centran en las excentricidades de Michael, no se debe olvidar que Lisa Marie, al menos, estaba acostumbrada a eso, era su hábitat natural (una anécdota muy difundida cuenta que ella desayunaba con su padre una tarde -así eran los horarios en esa casa- y cuando en la televisión apareció un cantante que Elvis odiaba, Presley sacó un arma de debajo de su silla, disparó al aparato, apreció brevemente el destrozo y siguió comiendo). El viaje de Graceland a Neverland no significó un gran cambio para ella, que entendía la lógica del lugar y su dueño, o al menos la ausencia de ella.
La primera aparición pública de la pareja fue en los MTV Awards de 1994. Un notable golpe de efecto. Un enorme telón dorado se abrió. Y entraron caminando, despacio, tomados de la mano desde el fondo del escenario. Los dos estaban de negro. Ella más sobria que él. Michael llevaba un brazalete rojo en su brazo y largas botas, también negras, que parecían las protecciones que cargan los arqueros de hockey en sus rodillas (cuando usaba el modelo dorado, daba la impresión de que le habían injertado el tren inferior de C3PO, el personaje de Star Wars). Michael saludó con su voz tenue y delgada. Desafió recordando a los que pensaban que la relación (“esto” dijo) no iba a durar y se atolondró sobre Lisa Marie y le dio un beso enérgico, torpe y sobreactuado.
Las versiones sobre cómo se inició la relación son diversas. Los agentes de prensa del cantante dijeron que él la invitó a cenar a un exclusivo lugar que cerró para la pareja y que en medio de la comida el Rey del Pop se arrodilló ante ella, sacó un anillo de su bolsillo y se le declaró.
Lisa Marie contó distintas historias. Todas más profanas. La primera fue que Michael la llamó y que luego de una conversación inocente de varias horas, le preguntó si quería ser su novia. La otra versión sostiene que John Branca, uno de los abogados de Jackson, consiguió el teléfono de Lisa Marie y le dijo: “Michael dice que le gustás. ¿Quieres ser su novia?”.
En los años anteriores, Michael había sostenido algunos romances mediáticos (y hasta algún escarceo con Madonna). Breves y blancos. Con estrellas juveniles, como Brooke Shields y Tatum O’Neill. Ambas con el tiempo reconocieron que nunca hubo entre ellos ni siquiera un beso. Amores casos y platónicos.
Lisa Marie, al contrario de otras parejas de Michael, habló sobre las relaciones sexuales. Ella contó que eran salvajes e intensas. Que Michael una vez desatado era difícil de detener. “Era extraordinario en la cama”, dijo. Lo describió como un gran besador. Tenía, siempre según su exesposa, predilección por una posición: al Rey del Pop le gustaba de parado. Y le gustaba repetir. Eso sí: él siempre vestido (¿usaría el guante blanco?). Ella no podía verlo desnudo.
Nunca lo vio totalmente desnudo. Tampoco a cara lavada. Michael no se presentaba frente a su esposa, ni tenía relaciones con ella sin estar previamente maquillado. Lisa Marie recuerda que su marido se ponía furioso si ella lo encontraba sin estar acicalado con diversos productos cosméticos. Mientras la gran mayoría se limpia el maquillaje antes de ir a la cama (hay que cuidar la piel y, por qué no, las sábanas), él hacía al revés -aunque lo más probable es que anduviera todo el día pintado y con polvos varios en la cara.
En su primera noche juntos, Jackson pidió que la habitación estuviera totalmente a oscuras. Al terminar, él salió corriendo al baño. Tardó más de 20 minutos. Al volver había recompuesto su maquillaje y vestía pijama y bata de seda.
Lisa Marie contó que Michael le pedía que en la cama solo portara joyas caras; también que les gustaba disfrazarse y desarrollar distintos juegos sexuales.
Randy Taraborelli, biógrafo de Jackson, afirma que verificó estas historias con algunas amigas de la hija de Elvis. Estos dichos de Lisa Marie pueden ser ciertos o no. Nunca lo sabremos con certeza. Al menos parece una buena estrategia. Por un lado no reconoce que de manera deliberada participó de una gran mentira, de una oportuna cortina de humo. Por el otro, logra la atención de los medios (a los que por un momento pareció adicta) con una historia muy diferente a la de todas las demás; ella es la única que lo pinta como pasional, que resalta el lado carnal. Además, si todo hubiera sido un frío arreglo, ella al menos seguiría honrando ese pacto.
Sin embargo, hubo otros habitantes de Neverland que dieron otras versiones. Adrian MacManus, empleada del lugar, afirmó que la pareja nunca tuvo sexo. Sostuvo que Jackson dejaba debajo de las almohadas o tirados en el piso corpiños de encaje de mujer para que quienes tuvieran que arreglar la habitación creyeran que había existido contacto sexual. MacManus dice que nunca los vio darse un beso. “Era sexo falso. Todo una pantalla”, dijo la mujer.
En la misma línea de negar las relaciones sexuales del matrimonio, otro empleado de la mansión, Sandy Domz, contó que Michael solía rociar perfume de mujer sobre las sábanas y las almohadas para dar a entender que había pasado la noche con su esposa. Pero ella tenía su propia habitación (The Rose Room) y no salía de ahí por las noches. Domz nunca vio a Michael Jackson pasarse al cuarto de Lisa Marie.
Los medios solían reírse de la relación. Abundaban los artículos afirmando que el matrimonio era solo una pantalla, buena prensa para olvidar las graves acusaciones contra Jackson (que terminó, en ese primer proceso, arreglando extrajudicialmente por casi 20 millones de dólares) y un marco, un intento de proporcionarle a Michael un aura de vida cotidiana frente al mundo.
Con esa intención se cree que la pareja hizo algunas calculadas apariciones públicas. Pero cada una de esas acciones, cada intervención, solo consiguió limar la credibilidad del vínculo, en vez de hacerlo más verosímil. Después de los MTV, fue el tiempo del video de “You are not Alone”. En él la pareja aparece semidesnuda, hablándose al oído y besándose.
Otros sostenían que Michael utilizaba a Lisa para quedarse con el catálogo de canciones de Elvis, como ya lo había hecho con el de los Beatles. Y a ella le endilgaban que utilizaba a Michael para lanzar su siempre postergada carrera musical.
Al año de estar casados, el matrimonio se presentó en la televisión norteamericana. Una entrevista realizada por Diane Sawyer repleta de momentos incómodos. La periodista en su medio tono habitual pero con firmeza recorrió todos los temas escabrosos y sensibles por los que atravesaba el cantante. La megalomanía, las acusaciones de apología del fascismo por la estética de History, alguna línea considerada antisemita, el cariz de su matrimonio y las acusaciones de abuso.
A Lisa Marie y Michael, sentados frente a Sawyer, se los ve tensos, sobreactuando una naturalidad de la que carecen. Los intentos de caricias son torpes. Cuando al principio de la entrevista intentan describir los primeros pasos de la relación, la propuesta matrimonial y aspectos de la vida cotidiana, hay titubeos, miradas furtivas entre ellos, contradicciones, gestos reconcentrados como buscando en el guion previo lo que debían contestar.
El momento de mayor desconcierto fue cuando la periodista preguntó por la primera vez que se vieron. Michael se remontó al mito de origen, a Las Vegas y Elvis y los Jackson 5 tocando en los casinos en 1974. Pero Jackson se entusiasmó y relató que ella con siete años iba a los camarines y comenzó a describirla. Lisa Marie lo interrumpió afirmando que no habían tenido contacto en ese tiempo. Ella se percató de lo que Michael no: la entrevista debía ayudar a Michael a salir de la zona de sospecha de pedofilia pero él con una sonrisa en la cara parecía abonarlas aún cuando probablemente estuviera mintiendo respecto a Lisa, Las Vegas y los Jackson 5.
Lisa Marie defendió con firmeza y énfasis a Michael cuando se habló de las acusaciones. Pero, una vez más, la entrevista imaginada originalmente para limpiar la imagen y para instalar una narrativa de matrimonio feliz, solo consiguió sembrar más sospechas (¿a qué matrimonio se le pregunta en una entrevista si tuvieron relaciones sexuales alguna vez? Por lo general es un dato que se da por sentado). Que se terminaron de confirmar apenas un par de semanas después cuando Lisa Marie fue vista en una playa descansando con su exmarido, el padre de sus dos hijos.
Al poco tiempo, el anuncio de la separación fue oficial, y Michael se casó y tuvo dos hijos con Debbie Rowe, una enfermera y asistente de dermatóloga que vivía en California.
Después de Michael, Lisa se casó con Nicholas Cage. El matrimonio otra vez duró tan solo dos años. Un tiempo después llegó el cuarto matrimonio, esta vez con el productor musical Michael Lockwood, con quien tuvo hijas mellizas. Con Lockwood también alcanzó el cuarto divorcio. Pese a intentarlo en varias oportunidades y contar con el linaje, Lisa Marie no pudo triunfar en el mundo de la música. Sus tres discos resultaron un fracaso. En 2005 vendió el 85% de los derechos de la empresa que maneja los bienes de su padre.
Al cumplir 52 años, Lisa Marie se quejó de tener nada más que 14 mil dólares en el banco y millones de dólares de deudas. Acusó por la situación a su exmanager. Este se defendió diciendo que Lisa Marie en la última década había dilapidado alrededor de 40 millones de dólares. Todas las cuestiones económicas parecieron una nimiedad cuando en julio de 2020 su hijo Benjamin Keough (del primer matrimonio), se suicidó de un balazo en la boca. Tenía 27 años.
Este jueves 12 de enero Lisa Marie Presley murió a los 54 años por un paro cardíaco. Había sido trasladada al hospital después de que su asistente la encontrara inconsciente en su casa de Calabasas, en Los Ángeles. La noticia la confirmó su propia madre, en un comunicado en la revista People: “Con el corazón encogido debo compartir la devastadora noticia de que mi bella hija Lisa Marie nos ha dejado”. Su partida incrementará ahora las leyendas y los mitos que siempre rodearon a los reyes de la música.
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