El escritor ganador del premio Pulitzer, Junot Díaz, reveló en un ensayo en el New Yorker que fue violado cuando tenía ocho años.
El novelista de origen dominicano, que ha explorado el tema del abuso sexual en su ficción, no había hablado públicamente sobre su propia experiencia hasta la fecha. Pero en un ensayo titulado The Silence, Díaz se dirige a un lector que se le acercó unos años antes en la firma de un libro y le preguntó si él mismo había sido abusado sexualmente. En ese momento, Díaz no respondió, revela.
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“Todavía tengo miedo, mi miedo como continentes y el océano entre ellos, pero voy a hablar de todos modos”, escribe. “Sí, me paso a mi. Fui violado cuando tenía ocho años. Por un adulto en quien realmente confiaba. Después de que me violó, me dijo que tenía que volver al día siguiente o que estaría “en problemas”. Y porque estaba aterrorizado y confundido, volví al día siguiente y fui violado nuevamente. Nunca le conté a nadie lo que pasó, pero hoy te lo digo. Y a cualquier otra persona que se preocupe por escuchar”.
Díaz, quien ganó el premio Pulitzer por su novela debut, describe su confesión como “esa mierda me partió el planeta, me arrojó completamente fuera de órbita, a las regiones sin luz del espacio donde la vida no es posible. Puedo decir, realmente, que casi me destruyó”.
El aclamado autor no se lo contó a su familia, y su infancia se vio marcada por ataques de ansiedad y furia. “Mientras otros niños exploraban los enamoramientos y el primer amor, me enfrentaba a recuerdos intrusivos de mi violación que eran tan insoportables que tenía que golpear mi cabeza contra la pared”, escribe.
Díaz escribe que llegó a “tocar fondo” después de que una mujer que amaba descubriera que la había estado engañando repetidas veces, por lo que fue a terapia. Desde entonces, le ha contado a sus amigos, “incluso al más duro de mis amigos”, sobre el abuso; anteriormente, había tenido “miedo de que la violación me hubiera ‘arruinado’; temeroso de que me ‘descubran’, miedo, miedo, miedo. Los ‘verdaderos’ dominicanos, después de todo, no son violados”.
“Tuve que perder casi todo y algo más. Y algo más. Antes de que finalmente extendiera mi mano”, escribe, a su lector no identificado. “Pienso en todos los años y toda la vida que perdí en la clandestinidad, el miedo y el dolor. La máscara tiene más de mí que nunca. Pero sobre todo pienso en lo que se siente al decir las palabras —a mi terapeuta— todos esos años atrás; para decirle a mi compañera, a mis amigos, que fui violado. Y lo que se siente al decir las palabras aquí, donde todo el mundo —y tal vez tú— podrías escuchar”.
La revelación se da a un mes a pocas semana de haberse lanzado el primer libro infantil del escritor, titulado Lola, que lleva un mensaje muy especial para todas las niñas y niños de minorías raciales, que como su autor -quien creció en Nueva Jersey- se han criado fuera de su país.